viernes, 12 de agosto de 2011

M a r i o B U N G E ----para reflexionar

Mario Bunge es a mi entender uno de los pensadores que mejor aproxima filosofía y ciencia en ausencia de una filosofía como ciencia estricta como pedía Husserl. Podemos ver en este artículo su capacidad de crítica ante la distorsión que se presentan en psicología, religión, ideologías políticas, sociedad y otros temas. Faltó aquí la crítica al cientificismo como el fanatismo por lo científico cuando mucho lo que pregona solo son técnicas con metodología científica.


Conversación con Mario Bunge



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Mario Bunge dijo:
“Sólo los fanáticos odian a las personas tanto como a las doctrinas”



¿Por qué la filosofía? Pero, ¿por qué si el físico Stephen Hawking dispensa en su último libro sendas necrológicas de la religión y de la filosofía, Bunge, a quien el ateísmo, como el valor en las cartillas militares, se le supone, se niega a dejar de ser filósofo por amor de ser científico?

Los filósofos se plantean problemas mucho más generales que los científicos. Por ejemplo, qué es la materia, en lugar de preguntarse sobre las propiedades del agua o de la llamada materia oscura. Y se permiten poner en duda algunas especulaciones de los científicos, tales como las de Hawking sobre el mal llamado origen del universo, que en realidad es el origen de la expansión del universo. Análogamente, los filósofos de la mente se preguntan sobre la naturaleza de los procesos mentales en general, en lugar de averiguar, por ejemplo, cómo interactúa el órgano del conocimiento -la corteza cerebral- con el de la emoción -el llamado sistema límbico.

Las pseudociencias son un timo, pero, ¿no suele el “timador” aprovecharse de la avaricia del timado?

Los chamanes y psicoanalistas no recurren a la avaricia sino al deseo de comprender la vida sin estudiarla seriamente. Como dijo Borges, los psicoanalistas explotan el narcisismo, en particular el concreto deseo de que alguien ajeno se ocupe de nuestros problemas personales.

Cuando escucha la palabra “energía”, ¿echa mano a la pistola?

Empiezo por preguntar si se trata de una energía especial, tal como la gravitacional o la química, o del concepto general de energía. Si es lo primero, sugiero que se consulte obras científicas; si lo segundo, observo que el concepto general de energía pertenece a la ontología, donde puede definirse como la capacidad de cambiar. De esto trata un capítulo de mi próximo libro, Filosofías y fobosofías.

¿Y cuando alguien se justifica “es que los Capricornio somos así...”?

Tengo la suerte de que rara vez me topo con creyentes en la astrología. Supongo que ésta es una de las ventajas de los que nacimos bajo el signo de Virgo.

¿Que un farmacéutico venda homeopatía es como si un arquitecto edificara sin materiales?

Buena analogía. Desgraciadamente, la enorme mayoría de los creyentes en la homeopatía no saben que algunas de las diluciones que les venden como fármacos homeopáticos son del orden de una molécula por galaxia, lo que las hace totalmente ineficaces.
En la atiborrada pasarela de las pseudociencias hay estrellas que despuntan. Y no es fácil estar al día de las que más se llevan.“Depende del país. En Argentina todas prosperan por igual. En México, el chamanismo herborístico. Y en los Estados Unidos, la teoría económica estándar”.


¿Y cuál es la pseudociencia más peligrosa?

La teoría económica estándar, porque sustenta las políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común.

¿Y la más extravagante?

La llamada psicología evolutiva, que pretende explicar todo lo social en términos biológicos imaginarios, tales como el deseo de todo hombre de difundir al máximo sus genes.

¿Y la legión de psicoanalistas argentinos no ha pedido la revocación de su nacionalidad?

Todavía no, pero no me sorprendería que un día lo hagan.

¿Cómo sobrelleva un escéptico el martirio de pegarse día a día con todo el mundo?

Muy bien, sólo los fanáticos odian a las personas tanto como las doctrinas. Uno puede ser intolerante con las teorías falsas, pero tolerante con quienes las sustentan, a condición de que no medren con ellas.

Dice usted que una de las pseudociencias con más adeptos hoy -entre científicos como Richard Dawkins- es el determinismo genético. ¿Cuál es su falla?

Lo que pasa es que Dawkins no es un científico sino un divulgador. Peor, la genética que difunde no es la científica sino su versión personal de la misma. Además, jamás se tomó la molestia de aprender el Abecé de la psicología, que muestra que nuestros procesos mentales están fuertemente influidos por el entorno social, como señalan los estudios serios sobre gemelos “idénticos” criados en hogares de clases sociales y ocupaciones muy diferentes.

Que los fraudes se invistan de ropajes científicos, ¿no rinde un homenaje al poder y legitimidad de la ciencia hoy?

Efectivamente. En política sucede algo parecido: suele oprimirse o explotarse a la gente en nombre de la libertad (neoliberalismo) o de la igualdad (comunismo).

Ni comunismo ni “neoliberalismo” son teorías científicas de la sociedad. ¿Cuál lo sería?

Distingamos teoría política de ideología política. Encontrará bastante de ambas en mi Filosofia política (Gedisa, 2009). En particular, verá que, aunque prefiero la socialdemocracia a sus alternativas, propongo otra, a saber, el socialismo cooperativista, que aún no ha sido ensayado a escala nacional. Pero ya lo entrevieron los dos únicos auténticos socialistas que ha parido España: Louis Blanc (quien floreció en París aunque nació en Madrid) y el jesuita vasco Jose María Arizmendiarreta, cofundador de Mondragón.

¿Por qué la mayoría de los escépticos es de izquierda? ¿No son también, tanto la izquierda como la derecha, supercherías a extinguir?

Creo que eso ocurrió entre la Ilustración y la Segunda Guerra Mundial, con la excepción de los marxistas ortodoxos, que eran dogmáticos y se decían de izquierda. Desde 1945, la izquierda europea ha sido infectada por el postmodernismo, que es irracionalista y, en particular, anticientífico.

Chesterton decía que cuando dejamos de creer en Dios empezamos a creer en cualquier cosa. ¿No erigió el catolicismo una suerte de defensa contra fraudes new age?

Lo dudo, porque las supercherías postmodernas emergieron mucho después de Chesterton. Lo que es cierto es que el catolicismo ortodoxo se opone a las demás supersticiones porque compite con ellas por nuestras “almas”. Pero también combate a las filosofías procientíficas, en particular las materialistas. Muchos filósofos católicos comparten y difunden las ideas de Popper porque éste creía en la mente inmaterial.

Señala que la difusión de la superstición es un fenómeno psicosocial que debería ser sometido a investigación científica. ¿Cuál es su diagnóstico?

No lo sé. Los expertos en manipulación de la opinión pública -en materia comercial y científica- son más numerosos que los investigadores de los mecanismos psicosociales involucrados en la credulidad.

Si las supersticiones infectan las mentes tal que virus, ¿qué nos vacunaría contra ellas?

La única vacuna eficaz es una combinación de educación científica con reflexión filosófica. La primera no basta, como lo muestra el caso de eminentes científicos que han creído en la parapsicología, la homeopatía y otras yerbas. Tampoco basta la filosofía, ya que está llena de supersticiones, tales como las del alma inmaterial y el conocimiento intuitivo y a priori.


Contribución de: Ing. Rubén Fernando CASSINO


 
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