domingo, 27 de julio de 2008

CALENTAMIENTO GLOBAL






CAMBIO CLIMÁTICO y CALENTAMIENTO GLOBAL

Alberto Rogelio Sallies
Ingeniero Agrónomo
Conferencia brindada en la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Olavarria – 28 mayo de 2008.


INTRODUCCIÓN
Desde el origen de la Tierra, la composición de su atmósfera y el clima, experimentaron enormes y múltiples cambios producidos por muy variados procesos naturales. La enorme magnitud de dichos procesos y su persistencia en millones o cientos de miles de años hace parecer insignificante la influencia humana en el breve período que el hombre habita la Tierra. Unos 120.000 años como Homo sapiens en 4500.000.0000 años desde el origen de la misma o en 3000.000.000 años desde el origen de la vida. El hombre es una especie, la única, que modifica el entorno para hacerlo adaptable a sus necesidades en forma creciente desde que adquirió el dominio del fuego. Así ocupa casi todos los ecosistemas del mundo. Desde hace unos 10.000 años domina el cultivo de la tierra produciendo la primera gran revolución económica y cultural de la historia: la Revolución Neolítica. De la misma a la división del trabajo y a la Civilización había solo unos pasos, de 5000 años. Si bien hubo alteraciones del medio natural eran localizadas y la población era tan poca que era como si no existieran y menos aún podrían modificar el clima en escala planetaria. Pero su huella sobre la faz de la Tierra comenzó a ser evidente y excesiva desde comienzo del siglo XIX cuando el progreso de la ciencia y la técnica y la explotación del carbón, el acero y el petróleo posibilitaron la segunda gran revolución económica y cultural de la humanidad: la Revolución Industrial. Se pensó entonces que el progreso iba a solucionar todos los males del mundo pero después de los próximos pasos, de 200 años, vemos que la situación no es así. Las gigantescas extensiones de nuestras grandes ciudades con su tránsito incesante y el avance en progresión geométrica de la población, son una amenaza concreta al mundo natural del que formamos parte, aún sin cambio climático. Pero de acuerdo a la mayoría de los datos y de las opiniones e investigaciones de los expertos en ciencias de la tierra, el crecimiento sin límites está generando un recalentamiento que es el cálido aliento de nuestra Civilización. Puede convertirse en el aliento de fuego de un dragón que llegue a destruirla. Las soluciones para evitarlo se deben encontrar en la misma Ciencia que posibilitó ese progreso, desprovista de intereses políticos cortoplacistas y de fundamentalismos utópicos. Estamos condicionados en el mundo desarrollado por gobiernos democráticos de cuatro a ocho años, que actúan con horizontes muy cercanos. Es difícil defender la calidad de vida, que en realidad es la supervivencia de la civilización, no digo de la humanidad porque caería en el fundamentalismo, de de seres que aún no han nacido. De ninguna manera significa una crítica a la democracia, los gobiernos totalitarios no hacen nada al respecto y la situación ambiental de los países que los padecen es pésima.
De todos modos en la segunda mitad del siglo XX se registraron progresos en la cooperación internacional para un ambiente mejor, antes que se hablara o se conociera la posibilidad de un calentamiento global. Citamos algunos de ellos: En 1962 la bióloga norteamericana Rachel Carson publicó un libro exitoso: “Primavera Silenciosa” en el que alertaba contra el uso a escala mundial de los insecticidas clorados utilizados en las desarrolladas explotaciones agrícolas del medio oeste norteamericano, hasta en los países más pobres de África para combatir el mosquito que trasmite la malaria, hasta en cualquier casa para matar las moscas. De gran eficacia pero de gran poder residual se acumulan en las grasas por muchos años. En 1970 ya se prohibieron en todo el mundo afectando los intereses de grandes empresas químicas y farmacéuticas. Si no hubiera sido así estaríamos contaminados de clorados con consecuencias impensables y todas las cadenas de la vida alteradas o destruidas.
En 1963 se firmó el Tratado de Prohibición Parcial de la Pruebas Nucleares. Sobran los comentarios de las consecuencias posibles si se hubiera seguido con las mismas y en aumento cuarenta años más.
En 1970 surgió en Europa el movimiento ecológico, “los Verdes” que llegaron a formar partidos políticos que todavía existen y tienen varios representantes en los Parlamentos. Si bien muchas veces se alejan de los argumentos de base sólida para la defensa del ambiente y caen en retórica fundamentalista, han sido muy útiles para alertar del problema ambiental a pueblos, prensa y gobiernos.
Después de 1980 se redujo el uso de los Clorofluorcarbonos (CFC), gases utilizados en refrigeración y propelentes de aerosoles. Son no tóxicos y muy estables, pero ascienden hasta la Estratósfera donde la radiación descompone sus moléculas liberando cloro que se combina con el ozono (O3) destruyendo en forma sucesiva el mismo. La capa de ozono a 18000 m de altura forma un escudo protector contra las letales radiaciones ultravioletas. Sin la misma la vida actual no sería posible.
Así vemos como esperanza fundada que la racionalidad y la buena ciencia lleva a la corrección de los desbordes y consecuencias no deseadas del progreso tecnológico. Claro que la prevención sería mucho mejor, el sólido conocimiento científico debe preceder al apresuramiento técnico, muchas veces urgido por intereses económicos y políticos.




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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería interesante hacer algún aporte de quienes piensan que este calentamiento solo obedece al proceso natural de cambios de temperatura de nuestro planeta y poco o muy poco a la actividad humana en virtud de las grandes energías que regulan los procesos climáticos, los cuales no pueden ser modificados por la actividad del hombre.

Anónimo dijo...

Me da la impresión que "anónimo" pertenece al grupo de activistas que quieren terminar el mundo mucho antes de lo previsto. Debería pensar que si bién puede ser cierto su postura la contaminación es un hecho que va más cerca que el calentamiento global y produce desde enfermedades hasta la pérdida de recursos como el agua que son esenciales para la vida.

Anónimo dijo...

No comparto la opinión de Juán José porque me parece que no conoce el tema

 
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