Hemos recibido una nueva colaboración de nuestro amigo Alberto Sallies. Se trata esta vez sobre Guillermo de OCKHAM y el NOMINALISMO. Podremos ver en esta presentación una especie de "enfrentamiento" entre filosofía y religión que llevó a la necesidad de separarse para provocar el desarrollo de nuevas ideas que buscaban manifestarse solamente en el ámbito laico. Aclaro lo de "una especie de enfrentamiento" ya que Guillermo era un franciscano y de él surge esta nueva modalidad de analizar la realidad.
El artículo presentado por Alberto no estaba remarcado salvo con las comillas. Me he tomado el atrevimiento de remarcar algunos textos porque nos serán de utilidad para analizar cuales son las lecturas modernas que se hacen sobre este tema y las consecuencias de las mismas.RFCassino
EL NOMINALISMO DE GUILLERMO DE OCKHAM
Guillermo de Ockham, pensador inglés del siglo XIV y fraile franciscano, hace una crítica del pensamiento de
Este pensamiento tuvo consecuencias impensadas en su tiempo. La filosofía al separarse gradualmente de la teología tomó caminos independientes, la incipiente ciencia y el conocimiento en general también lo hicieron. Significó nada menos un camino que se despejaba hacia el desarrollo de la ciencia moderna.
También Guillermo de Ockham anticipó el principio de la simplicidad para explicar los fenómenos. Su aforismo: Esentia non sunt multiplicanda praeter necessitatum, es decir: “las entidades no deben multiplicarse más allá de lo necesario”, es el principio llamado de Economía Metafísica. En otras palabras puede enunciarse que no deben postularse más causas o fuerzas que las necesarias para la explicación de los fenómenos observados. No hay que multiplicar los entes sin necesidad. Como el mismo Ockham aclara, “sin que su existencia pueda ser probada por la experiencia”. Es la llamada “navaja de Ockham”, cercena de una teoría todo lo que no es necesario para el desarrollo de la misma. En la práctica significa que deben preferirse las explicaciones más sencillas que hagan comprensibles los fenómenos y los hechos observados.
Seis siglos más tarde dice Albert Einstein: “En toda la historia de la ciencia, desde la filosofía griega a la física moderna, ha habido constantes tentativas para reducir la complejidad aparente de los fenómenos naturales a unas pocas relaciones e ideas simples y fundamentales”.
El mundo de Ockham es un mundo de realidades contingentes, es decir que son así de hecho y podían no haber sido. La vía de su conocimiento es la intuición. Para lo que es accesible mediante los sentidos, la intuición empírica, para lo no observable, la intuición intelectual. Las realidades no accesibles para los sentidos, si existen, deben tratarse como tales, no como verdades abstractas. Deben ser objeto de juicios sometidos a la lógica. La intuición exige un conocimiento intelectual y directo del objeto, sin intermediarios ni complejas estructuras de razonamiento.
Universal es lo común a todos y a cada uno de los individuos de una totalidad. Los universales (esencias, formas, arquetipos) son abstracciones mentales para el Nominalismo. Recordemos los arquetipos platónicos, a los que Platón consideraba la realidad. El Nominalismo considera a los universales solamente nombres, palabras para designar varios individuos, pero solo existen en el intelecto, en la mente, no en la realidad. Guillermo de Ockham sostiene una concepción individualista del mundo y de los seres y considera prioritaria la experiencia.
En política era partidario de la separación del poder eclesiástico del estatal, o más acorde con su tiempo, del poder del rey. La autoridad de
El calificativo de “edad oscura “para
ALBERTO R. SALLIES 30 de marzo de 2010
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