domingo, 28 de septiembre de 2008

Visita de María Luisa Femenías



En el marco de la MUESTRA LIBROS EN OLAVARRIA 2008, número 17 desarrollada desde el 5 al 14 de septiembre y en el ámbito del curso de filosofía mencionado en este sitio que se dicta los días sábados, se desarrolló, el sábado 13 a las 19 hs. la conferencia " visibilidad e invisibilidad de la descriminación" por MaríaLuisa Femenías.

La misma se llevó a cabo en el salón del Consejo Deliberante de la Municipalidad de Olavarría con una importante concurrencia.
Con claridad expuso el tema poniendo de relieve el grado de discriminación de la sociedad en general.
Por tratarse de un tema sumamente controvertido, por la extensión del mismo ya que la discriminanción se cierne sobre todos, sería muy interesante recibir comentarios que pudiesen echar más luz sobre el tema.

Resúmen de la exposición:

La expositora se ha referido especialmente a la violencia simbólica en un intento por mostrar precisamente aquello que queda oculto en el uso mismo de las palabras y en la cotidiana ‘naturalización’ de nuestras tradiciones y costumbres, lo cual conduce a una ‘invisibilización’ del problema, tanto en el plano teórico como político[1]. La misma, reiteradamente, ha hecho hincapié en la ecuación: naturalización = invisibilización, ilustrados con sugerentes ejemplos.

Con respecto a la cuestión de la discriminación de las mujeres, centró su enfoque en lo que Ana de Miguel denominó procesos de deslegitimación de la violencia contra las mujeres[2]. La Dra. Femenías sostuvo que estos procesos son fundamentales para desmontar argumentos de distinto nivel que tienden directa o indirectamente a invisibilizar, restar importancia o justificar los niveles de violencia sobre las mujeres que, histórica y sistemáticamente, se detectan.

Esta tarea es fundamental desde múltiples puntos de vista sea cuales fueren los supuestos sobre los que se la sostenga, incluyendo los constructos teóricos que presuponen el denominado giro lingüístico. Sea que las mujeres se entiendan como individuos antológicamente independientes o como sujetos-sujetados inscriptos en el espesor de las tramas discursivas que las preceden y que determinan su lugar de emergencia, detectar y denunciar las modelizaciones de la violencia contra las mujeres resulta un trabajo tan complejo como inabarcable, aunque necesario.

El primer momento debe ser ‘deconstructivo’ –procesos de deslegitimación–, a fin de poder llevar a cabo la segunda de las tareas que propone Ana de Miguel: asumir la elaboración de un ‘nuevo marco interpretativo’ de la violencia den términos de violencia patriarcal.

A modo de cierre provisorio, la expositora propone, entre otras, desde una perspectiva pragmática, reconocer y valorar el potencial emancipatorio de la práctica cotidiana, incluida la reformulación del lenguaje, siempre colectiva, y la denuncia de los espacios de discriminación/invisibilización e inequidad.

Lo propio, tiene como marco, uno de los problemas más agudos de nuestras sociedades actuales: el de la violencia. Toda violencia (física, moral, simbólica, etc.) está delimitada por la cultura, la estructura social, la base cultural y religiosa de sus miembros, es que queda (o no) buena parte de ella sumergida en la invisibilidad y/o justificada de alguna manera.

Las estrategias de su ‘visibilización’ apuntan siempre a diversos niveles de acción individual y conjunta, en virtud de la urgencia de las situaciones, su intolerabilidad y, ciertamente, gracias a niveles en aumento de sensibilización.

En este sentido, la Dra. Femenías sostiene que, hay aún zonas de opacidad a la violencia, donde la Ley no llega, llega tarde o no existe. Por otro lado, las instituciones mantienen sitios de naturalización de la agresividad, de legitimación implícita de las estructuras de dominación, que se internalizan inconscientemente en la socialización, en la subordinación.

Si las constrastáramos sistemáticamente con la variable sexo-género, se iluminarían muchos reductos de violencia no explícita. Aún así, el sostenido avance en el reconocimiento, la denuncia y la punición de la violencia contra las mujeres permite alentar un moderado optimismo; su capacidad de agenciación y de lucha largamente sostenida, lo refuerza.

NOTA: Para mayor ampliación y profundización remitimos a un Libro de la Dra. María Luisa Femenías, de reciente publicación:

· Aponte Sánchez, E. y Femenías, Ma. Luisa –Comp.– (2008), Articulaciones sobre la violencia contra las mujeres, Edulp, La Plata – Buenos Aires.



[1] Cfr. Femenías María Luisa (2008), Violencia contra las mujeres: Urdimbres que marcan la trama. En: Aponte Sánchez, E. y Femenías, Ma. Luisa –Comp.–, Articulaciones sobre la violencia contra las mujeres, Edulp, La Plata – Buenos Aires, Capítulo1, pp. 13-53.

[2] Cfr. De Miguel, Ana (2005), La construcción de un marco feminista de interpretación: la violencia de género, Cuadernos de Trabajo Social, 18, pp.231-248.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

La discriminación tiene su origen en la diversidad, solo que la primera resulta de un falsa interpretación de la segunda.
Además la lucha contra la discriminación nos ha llevado a pretender la igualdad de lo diferente. Un absurdo que entre otros lo han pagado los hijos.

Anónimo dijo...

Pretender reducir el tema de la discriminación a una cuestión de igualdad de lo diferente, me parece de un simplismo tal que no resiste el menor análisis.

 
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